domingo, 8 de mayo de 2016

El rey de la crueldad

El diario español EL PAIS publica hoy un artículo titulado Pero sigue siendo el rey. El artículo está dedicado a alabar como si de un dios nacido entre mortales se tratase al torero José Tomás. Y yo me planteo la siguiente reflexión.

El titular dice que "sigue siendo el rey". ¿Quién? ¿Un tipo que tortura salvajemente animales hasta la muerte? Será el rey de la crueldad, el rey de la barbarie, supongo que se refieren a eso. Ayer seguramente se llevaron a cabo varias operaciones de transplante de corazón y no veo a este diario (ni a ningún otro) publicar que algún cirujano "sigue siendo el rey" y salvó una nueva vida.

Bajo el titular, una frase lapidaria afirma que José Tomás "alcanzó el delirio con una actuación triunfal". ¿Qué delirio? ¿Se referirán a la locura y la enfermiza pulsión psicótica que conduce a un torero a apuñalar hasta la muerte el cuerpo convulso y ensangrentado de un animal y a cortar trozos de su cuerpo como trofeo? Si se refieren a esto entonces sí, sin duda fue un auténtico delirio.

En el artículo se afirma que al torturador deberían de haberle dado las llaves de la ciudad y hasta un altar en la catedral. ¿Y eso por qué? ¿Es acaso un santo, un ser enviado por los dioses para matar salvajemente animales para diversión y entretenimiento del desquiciado y multitudinario público que observa desde las gradas?

Este hombre no es un rey, este hombre no es un santo, este hombre jamás podrá guardar ni las llaves de un establo. Es sólamente un personaje esperpéntico producto de una sociedad enferma y desquiciada, una sociedad que aplaude, grita y vocifera, mientras que un payaso psicótico con aires de grandeza provoca un tormento insufrible a un animal que volvió a ser ayer, una vez más, salvajemente asesinado.


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